Los fundamentos de la economía capitalista (parte I)

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La base económica del imperialismo moderno

El artículo que reimprimimos aquí es la primera parte del primer panfleto producido por la CWO (Communist Workers’ Organisation). Fue publicado inicialmente como un artículo separado en 1975, titulado Los Fundamentos Económicos de la Decadencia Capitalista, por el pequeño colectivo de Revolutionary Perspectives que precedió a la formación del CWO. Hace tiempo que está descatalogado(1), pero su sencilla explicación de los conceptos clave de la economía marxista sienta las bases para que los militantes revolucionarios de hoy comprendan que en el capitalismo global actual actúan las mismas fuerzas materiales subyacentes que en la época de Marx.

No fue casualidad que se escribiera en la década de 1970, cuando estaba claro que el boom de la posguerra había llegado a su fin. Esto no sólo dio lugar a revolucionarios emergentes de la izquierda comunista que redescubrían el marxismo, sino que también nos impulsó a comprender por qué y cómo el periodo de prosperidad de posguerra en el que habíamos crecido se había transformado en una crisis inflacionista. El mensaje de que el keynesianismo había resuelto el problema de la crisis económica recurrente del capitalismo era ahora demostrablemente falso y reivindicaba lo que Paul Mattick había sostenido a lo largo de los años cincuenta y sesenta, que el ciclo de acumulación de capital terminaría en otra crisis. Su obra Marx y Keynes nos inspiró a seguir estudiando el análisis del propio Marx sobre las fuerzas económicas que sustentan el capitalismo. Del consumismo creciente que parecía haber adormecido a la clase obrera hasta convertirla en una "clase para el capital" durante el auge de la posguerra, los trabajadores se encontraron luchando por su sustento. La lucha de clases había vuelto y, con ella, un renovado interés por el marxismo: no el pseudo "marxismo" que define a Rusia como un "Estado obrero deformado" o que considera la nacionalización y el control estatal de la economía como pasos hacia el socialismo, sino el marxismo que descansa en el principio inerradicable de que el crecimiento capitalista se basa en el beneficio derivado del trabajo no remunerado realizado por la clase obrera. A partir de este "redescubrimiento" de la ley del valor, el análisis nos llevó naturalmente a conceptos centrales de la economía marxista: la creciente composición orgánica del capital y la consiguiente tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Estos siguen siendo la base por la cual se puede comprender la crisis económica a la que se enfrenta hoy el capitalismo mundial.

A lo largo de los años hemos recibido muchas peticiones para que reimprimiéramos la totalidad del folleto original, pero siempre nos hemos enfrentado a dos problemas. El primero era que todo lo escrito en los años setenta no explica cómo se desarrolló la crisis posteriormente y, en segundo lugar, nuestro propio desarrollo teórico nos ha llevado a comprender mejor los vínculos entre esta primera parte y el desarrollo posterior del capitalismo en su periodo imperialista o decadente. Así pues, hemos decidido reeditar sin cambios la primera parte teórica, mientras que en los números siguientes nos ocuparemos del desarrollo del capitalismo desde la muerte de Marx. Naturalmente, durante las últimas cuatro décadas nosotros y nuestros camaradas del Partido Comunista Internacionalista hemos tenido motivos para escribir sobre estos desarrollos, así que ahora nuestra intención es reunirlos todos en una nueva serie basada en el marco teórico original de Marx.

En el camino también nos enfrentaremos a la multitud de marxistas más o menos académicos que hoy defienden la caída de la tasa de ganancia como la clave de la dinámica del capitalismo... e incluso pueden producir gráficos que muestran la inevitable autodestrucción de esa dinámica. Sin embargo, en su mayoría no tienen ni idea de la magnitud o la urgencia de la crisis actual que está impulsando al imperialismo, amenazando con una guerra imperialista mundial, una miseria incalculable para la clase obrera mundial y la existencia misma del planeta. De hecho, la trayectoria descendente de sus gráficos y cuadros puede interpretarse como la desaparición gradual del propio capitalismo sin necesidad de un movimiento revolucionario consciente para derrocarlo.(2) Irónicamente, este era el tipo de pensamiento que dominaba entre los reformistas de la socialdemocracia alemana a principios del siglo XX, antes de la primera guerra mundial: el tipo de pensamiento que llevó a Rosa Luxemburgo a cuestionar la caída de la tasa de beneficio como la fuerza motriz de la crisis existencial del capitalismo (un proceso que, según ella, podría durar “hasta que el sol se apague”). En aquella época, parte de la razón de ser de Los Fundamentos Económicos era reafirmar el papel vital de la teoría laboral del valor, frente a las teorías sobre mercados saturados, para entender la crisis capitalista. Hoy en día hay ilusiones más peligrosas que combatir en forma de políticas identitarias y reformismo interclasista del siglo XXI, como el activismo climático, que no sólo fomentan las ilusiones en el reformismo, sino que sirven para obstruir la lucha colectiva contra el capitalismo de todos aquellos cuyas vidas dependen del trabajo asalariado, independientemente de su género, etnia, color de piel, nacionalidad o cualquier otro aspecto de la identidad que el capitalismo utilice para dividirnos como clase.

En la época actual de guerra, descenso del nivel de vida y hambre creciente, esta visión general de la explicación de Marx sobre la fuerza económica que impulsa la tendencia intrínseca del capitalismo a la crisis recurrente y al colapso final es especialmente pertinente. Del mismo modo, debería servir de recordatorio de que la clase cuyo trabajo no remunerado es la base de todos los beneficios capitalistas, la clase obrera, sigue siendo la clave para el derrocamiento revolucionario del capitalismo. Nunca ha sido tan importante captar este mensaje.

Los fundamentos de la economía capitalista

El requisito básico de todas las sociedades es la producción y reproducción de las necesidades materiales de la vida (alimentos, vivienda, vestido) para los miembros de la sociedad. El reconocimiento de este hecho fundamental es la base de la visión materialista de la historia. Como dijo Marx:

(…) la primera premisa de toda existencia humana y también, por tanto, de toda historia, es que los hombres se hallen, para «hacer historia», en condiciones de vivir. Ahora bien, para vivir hace falta comer, beber, alojarse bajo un techo, vestirse y algunas cosas más. El primer hecho histórico es, por consiguiente la producción de los medios indispensables para la satisfacción de estas necesidades, es decir, la producción de la vida material misma (...)(3)

Así pues, en toda sociedad debe dedicarse una determinada cantidad de tiempo de trabajo a la producción de bienes que satisfagan las necesidades materiales de la humanidad. Los trabajadores y las herramientas/maquinaria y materias primas (medios de producción) son una característica básica de todas las sociedades. Sin embargo,

Para que la producción continúe, deben unirse. La forma concreta en que se realiza esta unión distingue las distintas épocas económicas de la estructura de la sociedad.(4)

Así pues, la forma en que los seres humanos producen sus necesidades materiales básicas (es decir, el modo de producción) es el determinante fundamental de la naturaleza de la sociedad en cualquier momento. El nivel concreto de desarrollo de los medios de producción (desde las herramientas más sencillas hasta la maquinaria más compleja) implica una red correspondiente de relaciones sociales. El conjunto de estas relaciones constituye la estructura económica de la sociedad, que, a su vez, es la base real de todas las superestructuras jurídicas, políticas y culturales. Así pues, si partimos de la visión materialista de la historia, está claro que la fuerza motriz del desarrollo histórico es el desarrollo material de las fuerzas productivas. En todas las sociedades, las fuerzas de producción se desarrollan y se expanden o se complican hasta que, en un momento dado, este desarrollo entra en conflicto con la red de relaciones sociales de la que habían surgido originalmente. Las antiguas relaciones sociales, que antes facilitaban el desarrollo de las fuerzas productivas, ahora dificultan cada vez más su desarrollo. Este es el período de la revolución social que surge cuando las fuerzas materiales de producción se expanden, creando la necesidad de que las relaciones sociales y las superestructuras de la vieja sociedad sean derrocadas. De ahí,

Una sociedad no desaparece nunca antes de que sean desarrolladas todas las fuerzas productoras que pueda contener, y las relaciones de producción nuevas y superiores no se sustituyen jamás en ella antes de que las condiciones materiales de existencia de esas relaciones hayan sido incubadas en el seno mismo de la vieja sociedad. Por eso la humanidad no se propone nunca más que los problemas que puede resolver, pues, mirando de más cerca, se verá siempre que el problema mismo no se presenta más que cuando las condiciones materiales para resolverlo existen o se encuentran en estado de existir. Esbozados a grandes rasgos, los modos de producción asiático, antiguo, feudal y burgués moderno pueden ser designados como otras tantas épocas progresivas de la formación social económica. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso de producción social, no en el sentido de un antagonismo individual, sino en el de un antagonismo que nace de las condiciones sociales de existencia de los individuos; las fuerzas productoras que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean al mismo tiempo las condiciones materiales para resolver este antagonismo. Con esta formación social termina, pues, la prehistoria de la sociedad humana.(5)

El desarrollo de las fuerzas productivas dentro del feudalismo creó las condiciones para el auge de la producción capitalista, que finalmente condujo al derrocamiento de las relaciones sociales, políticas y jurídicas feudales y a la toma del poder estatal por la burguesía. Una vez establecido como modo de producción dominante, la tarea histórica del capitalismo ha sido desarrollar las fuerzas productivas de la sociedad a una escala mundial sin precedentes y, al hacerlo, ha creado el nivel de desarrollo material necesario para el establecimiento de la producción directamente para el conjunto de las necesidades de la humanidad (es decir, el comunismo). El propósito de esta serie es mostrar que a principios de este siglo (aproximadamente en 1914) el capitalismo había cumplido su tarea histórica de proporcionar la base material para el comunismo; que cualquier acumulación posterior de capital ya no implicaba un desarrollo progresivo de las fuerzas productivas ("progresivo" en el sentido de fomentar el desarrollo de las condiciones para un modo de producción superior); por lo tanto, cualquier crecimiento de las fuerzas productivas que se haya producido ha sido sobre una base decadente, una señal de que el capitalismo está decayendo como modo de producción.

Sin embargo, antes de pasar a analizar el capitalismo decadente, es necesario esbozar las características básicas del capitalismo y el impulso fundamental que obliga al capital a expandir y desarrollar las fuerzas productivas, imponiendo al mismo tiempo ciertos límites objetivos a la incapacidad del capital para seguir desarrollando las fuerzas productivas de la sociedad.

Así pues, la sociedad capitalista, como cualquier otro modo de producción, es en última instancia un proceso mediante el cual se producen las necesidades materiales para la vida, pero la forma histórica específica que adopta esta producción se caracteriza por la contradicción entre la producción del capitalista para obtener beneficios y el requisito fundamental de producir para satisfacer las necesidades básicas de la sociedad.

La teoría del valor-trabajo

En una sociedad en la que las personas producen sus propios medios de subsistencia, los productos de su trabajo son utilidades o valores de uso, que pueden adoptar la forma de objetos de consumo u objetos que han de funcionar como parte de los medios de producción. En una sociedad comunista primitiva, en la que no existe división del trabajo y los productores satisfacen sus propias necesidades, la producción se realiza únicamente en forma de valores de uso. En cuanto el nivel de producción se desarrolla más allá de una economía de subsistencia y la gente comienza a intercambiar algunos de sus productos (trueque), entonces también se da un carácter de mercancía a estos bienes. Las mercancías tienen el doble carácter de ser objetos de utilidad (o valores de uso) y objetos que pueden intercambiarse por otras mercancías (valores de cambio).

Todas las mercancías son producidas por el trabajo humano y cualquier mercancía puede considerarse como la cristalización del trabajo humano necesario para producirla. El valor de una mercancía es la cantidad de trabajo humano en abstracto que se incorpora a esa mercancía. La única forma de medir la cantidad de trabajo incorporado en una mercancía es midiendo el tiempo de trabajo necesario para producirla. Así pues, el tiempo de trabajo es la medida del valor. Sin embargo, aunque el trabajo es la fuente de todo valor, el valor de una mercancía concreta no viene determinado por el tiempo que tarda un trabajador en producirla. Si así fuera, el valor variaría en función, por ejemplo, de la rapidez o lentitud de cada trabajador. El valor de una mercancía viene determinado por la cantidad media de tiempo de trabajo social necesario para producirla en cualquier nivel concreto de desarrollo de las fuerzas productivas, y es este hecho el que permite comparar entre sí mercancías de distintas calidades físicas a efectos de intercambio. Así, por ejemplo, si un tejedor tarda 5 horas de media en producir 15 metros de tela y un carpintero 5 horas de media en fabricar una mesa, entonces 15 metros de tela tienen el mismo valor que una mesa. Si además suponemos que el precio de cualquier mercancía es igual a su valor, entonces el precio de una mesa será el mismo que el precio de 15 yardas de tela. El valor de las mercancías sólo puede manifestarse a través del proceso de intercambio, ya que el valor de una mercancía sólo puede expresarse en términos de otra mercancía.

El modo de producción capitalista y la ley del valor-trabajo

Aunque la producción de mercancías y la concomitante división del trabajo que esta implica fueron condiciones previas necesarias para el desarrollo del capitalismo, hay otras condiciones históricas que tuvieron que darse antes de que pudiera surgir el capitalismo, es decir, antes de que pudiera tener lugar la llamada acumulación primitiva de capital.

En primer lugar, el intercambio a través del trueque tuvo que dar paso a una economía monetaria. El dinero, como mercancía universal en la que puede expresarse el valor de cambio de todas las mercancías, aparece primero como una cómoda medida estandarizada del valor de cambio, y más tarde como medio de intercambio, facilitando la expansión del comercio.

El carácter general del dinero, que le permite representar el valor de cambio de todas las demás mercancías, significa que el dinero es el "representante material de la riqueza general".(6) Como tal, el dinero se convirtió históricamente en un fin en sí mismo, a medida que se expandía la producción de mercancías y el comercio. El sistema mercantilista se basaba en la posibilidad de acumular riqueza en forma general de dinero a través del comercio.

Otra condición previa fundamental para el auge del modo de producción capitalista es la existencia de trabajadores "libres" que no poseen ningún medio de producción y que, por tanto, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo (trabajar a cambio de un salario) para poder vivir.

(…) El trabajador, en lugar de estar en condiciones de vender mercancías en las que su trabajo está incorporado, debe verse obligado a ofrecer a la venta como mercancía esa misma fuerza de trabajo, que sólo existe en su ser vivo.(7)

La existencia del trabajo asalariado significa que la fuerza de trabajo se convierte ahora en una mercancía cuyo valor de cambio es el tiempo medio de trabajo socialmente necesario que el trabajador necesita para producir sus propias necesidades materiales. Expresado en términos monetarios, el valor de cambio del trabajo es igual al salario del trabajador. Una vez que la fuerza de trabajo se convierte en mercancía, se hace posible la producción de plusvalía, es decir, valor por encima de lo necesario para que los trabajadores se mantengan y se reproduzcan. Según la ley del valor, las mercancías se intercambian de acuerdo con su valor, o la cantidad de tiempo de trabajo que incorporan. En el capitalismo, el funcionamiento de la ley del valor significa que los capitalistas obtienen beneficios vendiendo las mercancías producidas por los trabajadores a su valor, mientras que al mismo tiempo los trabajadores reciben el equivalente del valor de cambio de su fuerza de trabajo. Esto es así porque, una vez que el obrero se ve obligado a vender su fuerza de trabajo para poder vivir, también se ve forzado a trabajar durante más tiempo del que le lleva producir la cantidad de valor equivalente a sus necesidades materiales. Esta plusvalía, creada por la fuerza de trabajo de los obreros y apropiada por los propietarios de los medios de producción, es la fuente del beneficio del capital.

Acumulación capitalista

Una vez que se ha producido la "acumulación primitiva" original del capital (históricamente la acumulación primitiva se produjo cuando los comerciantes invirtieron parte de su riqueza acumulada en la industria productiva) y el capitalismo se establece como modo de producción, entonces el propio capitalismo proporciona el mecanismo para su propia expansión.

Marx elaboró un modelo abstracto de reproducción simple en una sociedad cerrada compuesta enteramente por capitalistas y trabajadores que ilustra este hecho. Desde el punto de vista de la sociedad en su conjunto, el producto social total puede dividirse en capital constante [c] (materias primas, maquinaria, etc.), más capital variable [v] (salarios pagados a los trabajadores por los capitalistas), más plusvalía [s]. Si suponemos que la totalidad del capital constante se agota en el curso de la rotación del capital, entonces el valor del producto social total puede representarse de la siguiente manera:

c + v + s

Si este producto social total se divide a su vez en dos grandes departamentos de producción, el Departamento I que comprende la producción de los medios de producción y el Departamento II que comprende la producción de los medios de consumo, las fórmulas originales pueden elaborarse de la siguiente manera:

Departamento I

c + v + s

Departamento II

c + v + s

= Total del producto social

Para explicar cómo se produce la reproducción simple, es decir, una situación en la que los capitalistas consumen la totalidad de la plusvalía producida y, por tanto, el producto social total se reproduce de nuevo, pero no se amplía, sigamos el esquema de Marx:

Departamento I

4000c + 1000v + 1000s

Departamento II

2000c + 500v + 500c

= Total del producto social (9000)

Si bien esta tabla es una abstracción que muestra la relación entre los dos departamentos de producción en términos de valor, no hay que olvidar que el valor total producido por cada departamento está en forma de objetos físicos reales. Si examinamos la relación entre los dos departamentos, queda claro que para que el ciclo de producción comience de nuevo debe haber algún intercambio de mercancías entre los dos departamentos. Los 4.000 de capital constante producidos por el Departamento I (en forma de maquinaria, máquinas-herramienta, etc.) sólo necesitan ser redistribuidos dentro del mismo Departamento; pero los trabajadores no pueden ser pagados con, ni los capitalistas consumir personalmente, los medios de producción que están representados por 1.000v + 1.000s. Por otra parte, el capital constante de 2.000 necesario para que el proceso de producción vuelva a comenzar en el Departamento II es inútil si permanece en forma de bienes de consumo, mientras que los 500v y 500s pueden ser consumidos por los obreros y capitalistas de ese Departamento. Los 1.000v y 1.000s del Departamento I deben intercambiarse por los 2.000c del Departamento II para que la reproducción continúe sin problemas. En otras palabras, las condiciones de equilibrio de la reproducción simple exigen que:

Iv + Is = IIc

Este esbozo de reproducción simple abstracta demuestra que la acumulación de capital es esencialmente un proceso autogenerador y esto sigue siendo cierto para la reproducción ampliada, es decir, en la situación en que el producto social total aumenta durante el ciclo de reproducción.

En realidad, la competencia entre capitalistas les obliga constantemente a subcotizar a sus competidores vendiendo a un precio más bajo. Para ello tienen que producir sus mercancías más baratas y, por lo tanto, deben devolver parte de la plusvalía al proceso de producción en forma de nueva maquinaria que aumente la productividad del trabajo; la historia del capitalismo es una historia de acumulación creciente o reproducción ampliada. Sin embargo, una elaboración del primer modelo servirá para mostrar que la reproducción ampliada sigue siendo esencialmente una reproducción de la relación capital-trabajador.

Volviendo de nuevo a los dos departamentos de producción, si ahora permitimos que parte del excedente producido por cada departamento vuelva al proceso de producción como capital, entonces el excedente de cada departamento puede dividirse en A, que representa la parte destinada al consumo personal de los capitalistas, y B, que representa la parte que se convertirá en capital. Así,

Is = IA + IB

IIs = IIA + IIB

La parte B de ambos departamentos puede desglosarse a su vez en una parte destinada a acumularse como capital constante (IBc más IIBc) y una parte que ha de acumularse como capital variable (IBv e IIBv). De ahí que la fórmula de la producción social total aparezca ahora como:

Departamento I = Ic + Iv + IA + IBc + IBv

Departamento II = IIc + IIv + IIA + IIBc + IIBv

La reproducción de los tres primeros aspectos de ambos departamentos ya se ha tratado en el apartado de reproducción simple.

Aquí se trata de la parte del excedente que debe recapitalizarse. Por las mismas razones que en el caso de la reproducción simple, para que se produzca la reproducción ampliada es evidente que IBv debe ser igual a IIBc. El intercambio necesario entre los dos departamentos para que se produzca la reproducción ampliada puede demostrarse combinando la fórmula de intercambio entre los departamentos para la reproducción simple con esta ecuación. Así:

Iv + IA + IBv = IIc + IIBc

En otras palabras: todo el nuevo capital variable del primer departamento y la parte de la plusvalía del mismo departamento que recae en el consumo improductivo debe ser igual al nuevo capital constante del segundo departamento.(8)

De este modelo de reproducción ampliada se desprende que la acumulación de capital es un proceso autoexpansivo que implica un crecimiento del capital constante, un crecimiento del consumo de los trabajadores y un crecimiento del consumo de los capitalistas. Así,

La producción de mercancías crea su propio mercado en la medida en que es capaz de convertir la plusvalía en nuevo capital.(9)

Veremos más adelante que la autoexpansión del capital va acompañada de la tendencia a la baja de la tasa de ganancia que, a su vez, pone límites a la capacidad del capital de "convertir plusvalía en nuevo capital".

La composición orgánica del capital y la formación de una tasa de beneficio promedio

Hemos visto cómo la competencia obliga a cada capitalista a transformar continuamente parte de la plusvalía en capital y cómo la acumulación de capital es, por tanto, un proceso de autoexpansión. Pero como el objetivo de todo capitalista es maximizar los beneficios (y, por tanto, la cantidad de plusvalía producida), dejará de transformar plusvalía en capital si tal acción, en un momento dado, le reporta menos beneficios que antes y, por tanto, cesaría la acumulación de capital.

Volvamos al aumento de la cantidad de plusvalía que implica un aumento de los beneficios. Dicho aumento significa que los trabajadores tendrán que producir más plusvalía y, por tanto, conduce a un aumento de la tasa de explotación s/v o de la tasa de plusvalía. Los capitalistas pueden aumentar la explotación de dos maneras principales:

  1. Alargando la jornada laboral (plusvalía absoluta)
  2. Reduciendo el valor de cambio de la fuerza de trabajo, es decir, el tiempo que el trabajador tiene que trabajar para producir suficiente valor para su propia subsistencia (plusvalía relativa). Esto puede lograrse mediante a) el abaratamiento de los costes de alimentación, y b) el aumento de la productividad.

Un aumento de la productividad del trabajo implica un aumento del volumen de valor de cambio que el trabajador puede producir en un tiempo determinado. Mientras que, por un lado, la productividad social del trabajo se expresa en un aumento de la masa de mercancías, por otro, el valor de una mercancía individual disminuye. El aumento de la productividad del trabajo, que implica la producción de una masa cada vez mayor de mercancías, implica además un desarrollo de las fuerzas de producción -mejoras en la maquinaria, introducción de técnicas más eficaces, etc.- que se traduce en un aumento de la proporción entre capital constante y variable. Así, aunque el número real de trabajadores aumente, este aumento no será en la misma proporción que el aumento de la inversión en nueva maquinaria, etc. El aumento de la proporción de capital constante en relación con el capital variable es lo que Marx llama el aumento de la "composición orgánica" del capital (c/v). Es el aumento continuo de la composición orgánica del capital lo que conduce a la tendencia a la baja de la tasa de ganancia y lo que, a su vez, pone límites objetivos a la capacidad de acumulación del capital. La propia tasa de ganancia puede simbolizarse como s/c+v, es decir, es la plusvalía obtenida después de tener en cuenta la depreciación y la sustitución del capital constante más los salarios de los trabajadores.

Sin embargo, nuestro análisis, desde el punto de vista de la teoría del valor-trabajo, se refiere al capital social total y, por lo tanto, sólo nos ocupamos secundariamente de la tasa de ganancia en una empresa particular o incluso en una rama de la industria. Lo que nos interesa es la formación de una tasa de ganancia media o general, que tiende a surgir como resultado de la competencia, y esta ley es tan importante como la de la tasa de ganancia decreciente para la comprensión del movimiento del capital.

Al tratar de la producción de mercancías en el tomo I de El Capital, Marx supone que el precio de una mercancía es igual a su valor, salvo fluctuaciones de la oferta y la demanda, es decir, p = v. Pero en el tomo III sostiene que, en general, cuanto más se desarrolla el capital industrial, menos tienden los precios de las mercancías a igualar sus valores.

Esta "desviación" de p respecto a v parece socavar la teoría del valor, pero de hecho proporciona su confirmación más firme. Aunque los precios individuales siempre guardan alguna relación con el valor, el logro de Marx en el Volumen III fue demostrar que el valor es igual al precio sólo a nivel de la economía capitalista en su conjunto, es decir, p total = v total; que:

(...) la desviación de los precios con respecto a los valores se equilibran mutuamente... Y de la misma manera la suma de todos los precios de producción de todas las mercancías en la sociedad, es igual a la suma de todos sus valores.(10)

Es evidente que, en igualdad de condiciones, el valor de una mercancía de alta composición será inferior al de un capital de baja composición, ya que en él se incorporará menos mano de obra. Independientemente de esto, la competencia obliga a cada capital a vender a precios aproximadamente equivalentes; así, el capital de alta composición vende por encima, y el de baja composición por debajo de su valor. El efecto de esto es claro: una fuga constante de valor de los capitales de baja composición a los de alta composición.

Es bastante fácil comprender este ejemplo primitivo de igualación dentro de una sola industria, pero la tendencia, que al principio es local y luego nacional, se establece finalmente a escala mundial. Para ilustrarlo debemos recurrir a los ejemplos bastante más complejos dados por Marx en el Volumen III.

Si cada rama de la industria vendiera sus mercancías a su valor, se producirían ciertas consecuencias. Las industrias con un bajo componente de capital obtendrían altos beneficios, y las que tienen un alto componente de capital, bajos beneficios. Sin embargo, el capital se vería atraído por las primeras, lo que provocaría un gran aumento de la producción y un mercado saturado; del mismo modo, el trabajo podría aumentar su valor de cambio y proporcionar así un motivo para su sustitución por capital constante. Mientras tanto, los demás sectores se verían privados de capital, el crecimiento se ralentizaría, la producción disminuiría y los precios aumentarían. Al final de este ciclo, la fuga de capitales se produciría claramente en sentido inverso al inicial. El resultado de todos los movimientos de capital y de las fluctuaciones de precios es la formación de una tasa media de ganancia y la correcta distribución de la plusvalía en el conjunto de la economía. Para el capitalista este movimiento se expresa como el hecho de que el mercado tomará sus mercancías a precio, no a su "valor", sino a sus costes de producción (precio de coste), más la tasa media de ganancia. Estos precios no son en absoluto arbitrarios e independientes de las relaciones de valor:

La bajada o subida general de los precios de producción y de la tasa media de ganancia se debe a la evolución de las relaciones de valor, y a la evolución del contenido de valor de las mercancías en el curso de la evolución de la productividad del trabajo y de los cambios estructurales en la composición orgánica del capital total.(11)

Esto puede ilustrarse con un ejemplo abstracto de cinco esferas de producción, con diferentes composiciones de capital y una tasa de explotación constante.

Capitales Tasa de plusvalía Plusvalía Tasa de ganancia Cantidad de c desgastado Valor de las mercancías Precio de coste
1. 80c + 20v 100% 20 20% 50 90 70
2. 70c + 30v 100% 30 30% 51 111 81
3. 60c + 40v 100% 40 40% 51 131 91
4. 85c + 15v 100% 15 15% 40 70 55
5. 95c + 5v 100% 5 5% 10 20 15

La composición media del capital es 78c + 22v y la tasa media de ganancia 22%. Así, los precios se formarán de la siguiente manera:

Capitales Plusvalía Valor Precio de coste Precio Tasa de ganancia Desviación del precio respecto al valor
1. 80c + 20v 20 90 70 92 22% +2
2. 70c + 30v 30 111 81 103 22% -8
3. 60c + 40v 40 131 91 113 22% -18
4. 85c + 15v 15 70 55 77 22% +7
5. 95c + 5v 5 20 15 37 22% +17

Esta ley significa que los capitales no reciben de vuelta al final del proceso de circulación la parte del valor total creada por ellos.

(Los capitales) no obtienen la plusvalía y, por consiguiente, la ganancia creada en su propia esfera por la producción de estas mercancías, sino sólo tanta plusvalía y ganancia como corresponde a la cuota de cada parte alícuota del capital social total... Cada 100 de cualquier capital invertido, cualquiera que sea su composición orgánica, obtiene durante un año tanta ganancia... como la que corresponde a la parte de cada 100 del capital social total durante el mismo período.(12)

Este mecanismo, por tanto, implica un flujo constante de valor hacia las industrias más avanzadas tecnológicamente, y acelera el proceso de concentración de capital dentro de cualquier capital nacional. Pero en su impulso hacia la creación de un mercado mundial, y una globalización del modo de producción capitalista, el capital lleva en sí mismo la extensión, la ampliación constante de la igualación de la tasa de ganancia; succionando valor de las zonas atrasadas cuyo desarrollo se ve frenado por el intercambio desigual y, por tanto, arrebatándoles la mayor parte de los frutos de su acumulación primaria.

En las secciones que siguen, veremos cómo la tendencia a la igualación de las tasas de ganancia, junto con la caída tendencial de la tasa de ganancia, nos permite comprender los rasgos salientes del desarrollo capitalista, tanto en su período de crecimiento como en su período de declive. Pero debemos recordar siempre que,

Es la naturaleza de la tasa de ganancia, y de las leyes económicas en general, [que] ninguna de ellas tiene realidad sino como aproximación, tendencia, promedio, y no como realidad inmediata.(13)

La tendencia negativa de la tasa de ganancia

La acumulación de capital requiere entonces un aumento de la composición orgánica del capital, lo que a su vez provoca la tendencia a la baja de la tasa de beneficio.

Esta es en todos los aspectos la ley más importante de la economía política moderna y la más esencial para comprender las relaciones más difíciles. Es la ley más importante desde el punto de vista científico (...) de ahí que sea evidente que la fuerza productiva material ya presente, elaborada, existente en forma de capital fijo (...) que las fuerzas productivas provocadas por el propio desarrollo histórico del capitalismo, cuando llega a cierto punto, suspenden la autorrealización del capital en lugar de plantearla.(14)

Para ilustrarlo con un ejemplo utilizando las cifras de Henryk Grossman(15), suponiendo una composición orgánica de 1:1, con 30 capitales constantes y 30 variables y una tasa de explotación del 100%, entonces la tasa de beneficio (s/c + v) será del 50%.

Con una composición orgánica (5:1) digamos 250 de capital constante y 50 de capital variable, y la misma tasa de explotación, la tasa de beneficio será del 16,6% (...) tanto el capital constante como el variable aumentan. No sólo se amplía la escala de producción, sino que aumenta el número de trabajadores empleados.(16)

Sin embargo, la tasa de ganancia ha disminuido y el aumento de la composición orgánica del capital significa que una parte cada vez mayor de la plusvalía producida debe utilizarse para aumentar el capital constante, cada vez mayor. Para elaborar con otro ejemplo utilizando las cifras de Grossman,

(...) por una composición de 200c - 100v - 100s (plusvalía), el capital constante puede (suponiendo la totalidad de la plusvalía a utilizar para la acumulación) aumentar en un 50% de su tamaño original. En una fase superior de la acumulación de capital, con una composición orgánica considerablemente mayor, por ejemplo 14.900c - 100v - 150s la masa aumentada de plusvalía sólo es suficiente cuando se utiliza como capital adicional (CA) para un aumento del 1%.(17)

De este análisis se desprende que la acumulación está limitada por el hecho de que en una fase elevada de acumulación se llegará a un punto en el que la composición orgánica del capital total sea tan grande y la tasa de ganancia tan pequeña que ampliar el capital constante existente absorbería la totalidad de la plusvalía producida.(18) Además, a medida que se aproxima esta crisis, también se reduce la parte de la plusvalía a distribuir entre los trabajadores y los capitalistas, lo que hace inevitable una lucha agudizada por el mantenimiento de los niveles salariales por parte de los trabajadores -así como despidos y desempleo resultantes de la falta de suficiente plusvalía para la acumulación adicional de capital y de la incapacidad para seguir desarrollando las fuerzas productivas. Así, encontramos en el propio proceso de acumulación el impulso hacia el colapso del sistema capitalista. Históricamente, esta tendencia al colapso se ha manifestado en las crisis periódicas de "sobreproducción" de capital; crisis que han sido superadas por la devaluación del capital, una mayor concentración y centralización del capital que implica la absorción de capitales más pequeños por empresas más grandes; y, finalmente, una acumulación renovada con una composición orgánica más elevada y una tasa de explotación más alta. Sin embargo, la historia del capitalismo de crisis periódicas seguidas de acumulación renovada no altera la caída tendencial de la tasa de ganancia y la tendencia a largo plazo al colapso.

Si la crisis es sólo un colapso embrionario, el colapso final del sistema capitalista no es otra cosa que una crisis plenamente desarrollada y no obstaculizada por ninguna contratendencia.(19)

En realidad, la tendencia a la baja de la tasa de beneficio genera diversas contratendencias que, en un primer momento, pueden evitar con éxito la caída, siendo las principales:

  1. Aumento de la tasa de explotación, ya sea por reducción del nivel de vida de los trabajadores o por aumento de la productividad. Ya hemos visto que el crecimiento de la composición orgánica del capital implica un aumento de la productividad y, por tanto, un aumento de la tasa de plusvalía que puede contrarrestar la caída de la tasa de beneficio(20). En tiempos de crisis, los capitalistas también pueden aumentar la plusvalía mediante aumentos absolutos de la explotación (reducciones salariales, horarios más largos, etc.).
  2. Bajando el coste de las materias primas y, por tanto, abaratando los elementos del capital constante y aumentando proporcionalmente la tasa de plusvalía. Del mismo modo, el abaratamiento de los productos alimenticios, en igualdad de condiciones, reducirá el valor de cambio de la fuerza de trabajo y, por tanto, el coste de producción para el capitalista.
  3. Comercio exterior. Al vender mercancías por encima de su valor a capitales extranjeros con una composición orgánica inferior, los capitales con una composición orgánica relativamente alta pueden obtener beneficios extraordinarios y contribuir así a contrarrestar la caída de la tasa de ganancia.

Aunque tales medidas pueden contrarrestar con éxito la tendencia a la baja de la tasa de beneficio durante determinados períodos, a largo plazo no hacen sino agravar el problema, ya que se acelera la acumulación de capital y se incrementa aún más la composición orgánica, con lo que la tendencia a largo plazo a la baja de la tasa de beneficio se acentúa aún más. Históricamente, la caída gradual de la tasa de ganancia se ha resuelto mediante crisis económicas como las descritas anteriormente, seguidas de un ciclo renovado de acumulación basado en un capital más concentrado y centralizado y una composición orgánica mayor que la anterior. Con cada crisis, la tasa de ganancia establecida al principio del ciclo tenderá a ser más baja que al principio del ciclo anterior; las contratendencias a la caída de la tasa de ganancia se vuelven inadecuadas después de períodos cada vez más cortos y las propias crisis ocurren con más frecuencia, cada vez con mayor intensidad. Además, hay límites a la capacidad de las contratendencias para seguir siendo eficaces, incluso durante períodos cortos. El aumento de la explotación, por ejemplo, está limitado no sólo por el hecho de que los trabajadores tienen que vivir y no pueden cobrar permanentemente salarios por debajo del nivel de subsistencia, sino también por la combatividad de la propia clase, ya que la lucha de clases se intensifica con la profundización de la crisis. Así:

Al detenerse la fuerza de las contratendencias, la tendencia al colapso capitalista queda bajo control. Entonces tenemos la crisis permanente, o la crisis de muerte del capitalismo. El único medio que queda para que el capitalismo siga existiendo es la pauperización permanente, absoluta y general del proletariado.(21)

Veremos que "la fuerza de las contratendencias se detiene" cuando la acumulación ha alcanzado el punto en que el capital es el modo de producción dominante a escala mundial y cuando la ley del valor se establece como ley global.

ER
Communist Workers’ Organisation

Notas

(1) Por fin podemos dar públicamente las gracias a "Ant Pace", un antiguo simpatizante del CWO, que hace muchos años se encargó de reescribir el texto y reproducir las tablas de todo el artículo original cuya primera parte se publica aquí.

(2) También podríamos señalar que los gemelos cripto-estalinistas Roberts y Carchedi parecen pensar que el socialismo es sólo capitalismo bajo control nacional.

(3) Marx y Engels, La ideología alemana, p.22 (Akal)

(4) Marx, El Capital Vol. II, p.37 (Lawrence y Wishart)

(5) juntadeandalucia.es

(6) Marx, Grundrisse, p.226 (Pelican). Los metales preciosos han proporcionado el material más adecuado para el dinero, ya que son duraderos, de un tamaño conveniente, de calidad física uniforme y relativamente escasos, es decir, no son propiedad común y, por lo tanto, son objetos de producción con un valor de cambio. Así pues, el dinero es en sí mismo una mercancía con un valor de cambio que puede expresarse en términos de todas las demás mercancías.

(7) Marx, El Capital Vol. 1, p.147

(8) Bujarin, El imperialismo y la acumulación de capital, p. 159 (Merlin Press, 1972). Véase esta obra y su Apéndice para una explicación más completa de la reproducción ampliada.

(9) Mattick, Marx and Keynes, p.76 (Merlin Press 1969).

(10) Marx, El Capital Vol. III, p.157

(11) Mattick, op.cit. p.46

(12) Marx, op.cit. p.158

(13) Engels a Schmidt en Correspondencia Marx/Engels, p.553 (Editorial Progress, 1975)

(14) Marx, Grundrisse, op.cit., pp.748-9

(15) Mattick, "La crisis permanente", en Correspondencia del Consejo Internacional, noviembre de 1934.

(16) op.cit. p.5

(17) op.cit. p.7

(18) Para una mayor ilustración de cómo se llega a este punto, véase el modelo de acumulación de capital de Grossman reimpreso en el Apéndice II.

(19) op.cit., p.9

(20) Aunque Marx supuso una tasa constante de plusvalía con el fin de analizar la caída tendencial de la tasa de ganancia, no ignoró el hecho de que, a diferencia de otras contratendencias, una tasa creciente de plusvalía es parte integrante del aumento de la composición orgánica. Por el contrario, Marx argumenta en el Volumen III de El Capital (véase, por ejemplo, p.209 en el capítulo "La ley como tal") que la tasa de ganancia caerá a pesar de un aumento de la tasa de plusvalía.

Thursday, November 30, 2023

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