Grecia y Syriza: ¿A quién sirve la izquierda?

En enero de 2015 Paul Mason proclamaba en su cuenta de Twitter: «ven a Atenas ~ la revolución está ocurriendo».

Ahora estamos en 2018, y tres años más tarde es Donald Tusk, el Presidente del Consejo Europeo, quien está extático: «¡Lo lográsteis! Felicitaciones a Grecia y a su pueblo por poner fin al programa de asistencia financiera».

¿Qué está pasando?

Después de nueve años, Grecia finalmente ha salido del programa de rescate de la eurozona. El rescate ha costado 289.000 millones de euros, pero ahora Grecia puede volver a pedir prestado a los tipos del mercado. Alexis Tsipras, líder de Syriza y Primer Ministro de Grecia, declaró el día fatídico «día de la liberación» en un discurso en la isla de Ítaca cargado de tintes nacionalistas y mitológicos en el que aseguró que «Grecia ha vivido su propia Odisea, incluyendo 65.000 millones de euros de medidas de austeridad…». Sin embargo, a pesar de toda la retórica, no es una historia de éxito. Grecia todavía tiene que pagar sus deudas: la austeridad fiscal está en la agenda hasta 2060. Incluso sin la perspectiva de otra crisis financiera, el futuro parece sombrío. Pero no siempre fue así. En 2015, la elección de Syriza fue proclamada por la izquierda como una victoria contra el neoliberalismo. Opinadores mediáticos desde Owen Jones y Laurie Penny a Paul Mason se unieron al coro. También lo hicieron secciones de la extrema izquierda. La principal organización a la izquierda del partido Laborista británico, el SWP (trotskista) lo calificó como «un avance largamente esperado contra la agenda de austeridad y represión de la clase dominante», el SPEW («Partido Socialista de Inglaterra y Gales», antiguo «The Militant», también trotskista) afirmó que las elecciones demostraron cómo se puede vencer a la «casta de la austeridad». Titulares similares dominaron las publicaciones de la izquierda en general.

Los islotes de Imia han sido, una vez más excusa para la escalada de la tensión militar entre Grecia y Turquía en un marco cada vez más peligroso que incluye las prospecciones petroleras en Chipre, los flujos de refugiados y las minorías musulmanas de Grecia.La entrada en una coalición de gobierno con el grupo derechista «Griegos Independientes» (ANEL) fue la primera señal de lo que estaba por venir. Luego, en julio de 2015, vino el referéndum de rescate. En ese momento argumentamos que cualquiera que fuera el resultado, el referéndum era una «trampa, porque propone alternativas que no son alternativas», que era «una farsa diseñada para que la clase obrera se identificara con el reformismo fracasado de Syriza». Y he aquí, a pesar de la victoria del «NO», ese mismo mes Tsipras aceptó el tercer paquete de rescate de la Unión Europea. Como de costumbre, la izquierda, después de ayudar a Syriza a ganar, pasó a gritar «capitulación» y «traición», y postular una división en el partido seguida de nuevas elecciones. Sin embargo, todo fue en vano. Syriza sigue en el poder hasta el día de hoy con Tsipras a la cabeza. El genio estaba fuera de la botella.

¿Anti-Austeridad o Anti-Capitalismo?

Syriza llegó al poder bajo la bandera de la anti austeridad sólo para llevar a cabo otra ronda de austeridad (al estilo de la presidencia entre 1981 y 1995 de François Mitterrand en Francia). En lugar de cumplir sus promesas, Syriza lanzó subastas de propiedades embargadas, intentó establecer un acuerdo armamentístico de 66 millones de euros con Arabia Saudí, «fracasó principalmente en la difícil tarea de albergar y registrar ordenadamente» a los refugiados, se le ha culpado de la magnitud de los recientes incendios, y suma y sigue. Para ganar las elecciones, Syriza tuvo que aprovechar la energía, la esperanza y el entusiasmo del movimiento contra la austeridad de 2010-2012, y construyó sus filas sobre el cadáver de ese movimiento. La resistencia dispersa continúa bajo su gobierno. Hubo huelgas generales en noviembre de 2015, mayo de 2016, mayo de 2017, diciembre de 2017 y mayo de 2018 contra la austeridad, los recortes, el ataque a las pensiones y los cambios fiscales. También ha habido muchos casos de acción directa local (como cuando los refugiados ocuparon la oficina del partido en Lesbos). Pero, de hecho, el futuro de la clase obrera griega parece sombrío. La única salida que tenemos es el resurgimiento de la auto-organización de los trabajadores a escala mundial. Un resurgimiento que desafiaría la lógica del capital. Todo el episodio de Syriza demuestra una vez más que poner esperanzas en cualquier partido parlamentario supuestamente reformista es sólo una ilusión. Tenemos que confiar en nuestra propia capacidad de lucha que, en última instancia, es la única que puede de crear una verdadera fuerza política capaz de unir a los trabajadores en torno a un programa común contra todo el sistema capitalista.

Ya en 2013 Yanis Varoufakis, entonces ministro griego de Finanzas con Syriza, declaró que el objetivo de su gobierno era «salvar al capitalismo europeo de sí mismo», pero en lugar de mirar la realidad que tenían enfrente, la izquierda capitalista de todo el mundo prefirió engañarse y engañar a sus seguidores presentando a Syriza como la alternativa. Los últimos tres años han acabado con esa ilusión, pero no quisieron sacar lecciones. Grecia ha desaparecido de los titulares de la izquierda, y los jaleadores de Syriza simplemente se han lavado las manos. La izquierda británica se ha movido ahora hacia pastos más verdes, poniendo sus esperanzas en otras celebridades «socialistas», como Jeremy Corbyn y Bernie Sanders. Sin embargo, la clase obrera en Grecia, desilusionada y derrotada, sigue sufriendo las consecuencias de la victoria de Syriza. Si una cosa está clara, es que ni la izquierda ni la derecha tienen la respuesta a la crisis actual del sistema capitalista.

Traducción: Nuevo Curso

nuevocurso.org

Friday, August 31, 2018