EL ANTI-ANTIIMPERIALISMO

Este articulo viene del segundo número de la revista NOTAS INSURRECCIONALES.

Se publica en Lima, Peru y la TCI tiene contacto con lo que parece ser un grupo de militantes jóvenes que estan en el proceso de comprender y contribuir al movimiento revolucionario.

Hasta la fecha no es un grupo que quiera participar en la TCI, pero eso no quiere decir que no haya posibilidades en el futuro, todo depende de su proceso de evolución. Como todos, buscan un camino entre las ideas, teorías e ideologías equivocadas para llegar a la claridad.

La TCI no es una secta cerrada, hemos puesto materiales en su sitio web, y aquí devolvemos el favor con un ejemplo de su obra.

Ant.

EL ANTI-ANTIIMPERIALISMO

Las mayorías proletarias que están en huelga, en paro, que se movilizan en marchas, manifestaciones, etc., no actúan porque sean anarquistas, marxistas, comunistas, izquierdistas o defiendan un ismo, menos conciben estas acciones como parte inicial, germinal, de la revolución anti-capitalista; realizan estas acciones por una necesidad de existencia, porque no tienen otra opción, o luchan o mueren en la indigencia más sórdida. Pero es justamente en estas acciones que, por diversos factores, algunos individuos y/o minorías de asalariados tienden a reflexionar sobre su situación social, sobre su vida y su futuro bajo el capitalismo. Es debido a la lucha de clases que se presenta la necesidad, en algunos elementos oprimidos, de organizarse para abolir definitivamente la vida como mercancía. Se forjan núcleos de combate, células revolucionarias, organizaciones anti-capitalistas, que en su devenir práctico rompen con los mitos de la izquierda, de la derecha, con la política burguesa, rompen con las ilusiones democráticas e idealistas y actúan como parte consciente de los explotados. Asumen que su vida es negada por el sistema y que la única acción legítima es la revolución.

Lamentablemente las cosas no se presentan tan fáciles bajo la dictadura de la economía. Es necesario construir situaciones que contribuyan a romper las estructuras del capitalismo en todo nivel y en todo aspecto, inmediato e histórico, cotidiano y total, etc. El capitalismo tiene diversas salidas a los cuestionamientos y críticas (prácticas y teóricas) que puedan hacer los esclavos asalariados. Obviamente salidas que no rompan con el mundo de la propiedad privada, sino que puedan reformular ciertos aspectos administrativos y políticos, pero nunca atacar su esencia y totalidad. Uno de los planteamientos que intenta canalizar el descontento general de la población proletaria es la farsa mistificada del Antiimperialismo. La intención con estas líneas es aclarar cuál es la esencia de esta posición “tan revolucionaria” y aparentemente “consecuente y lógica” con la lucha de los explotados.

El Antiimperialismo es una ideología que plantea resolver los problemas sociales en base a lucha “popular” (unión del proletariado con la burguesía de un país) contra alguna potencia hegemónica que haya metido “las manos” dentro de alguna nación. Este planteamiento, defendido por la izquierda, se origina desde que el capitalismo, en una determinada época, concentra el capital mundial en determinados países, dejando a los otros en la periferia con un capital “menos desarrollado”. Las organizaciones izquierdistas, que defienden la producción y el mercado de las burguesías nacionales, plantean que el resultado de la lucha antiimperialista será la prosperidad económica para toda la población, dentro de ella el proletariado; el fin último es que este país de la periferia se convierta en un país potencia. Si el proletariado da su vida por luchar para que sean expulsadas las empresas y eliminadas las políticas de los países imperio, lucha dialécticamente por favorecer el desarrollo del capital nacional y del Estado nacional, y por lo tanto estará luchando por tener más explotación y para fortalecer el instrumento de explotación de la burguesía.

El capital no es una cantidad de dinero, sino una relación social que se basa en la explotación y dominación; y que ejerce su poder mediante el aparato estatal. Esta relación no tiene patrias, como tampoco la tiene la lucha de clases generada por esta. Sí el capitalismo es mundial, por consiguiente el ataque contra nuestras condiciones de esclavitud será mundial. “Las patrias son marcos territoriales históricos para la competencia y la explotación capitalistas (paradójicamente rebasados hoy por el mismo capital mundial); el antiimperialismo, el latinoamericanismo, el nacionalismo, el localismo, etc. son reformistas y, por lo tanto, capitalistas y contrarrevolucionarios, puesto que son las fuerzas burguesas internacionales y nacionales las que desvían y transforman la guerra de clases en guerra inter-burguesa e inter-imperialista (para lo cual, la burguesía mundial divide nacional o regionalmente al proletariado mundial y lo ataca “paquete por paquete”, país por país, etc.)”. “El proletariado revolucionario no es nacionalista ni antiimperialista, sino internacionalista, dado que la guerra es la máxima expresión de la competencia inter-capitalista e inter-imperialista y, por ende, de los patriotismos.“ “El internacionalismo proletario no es solo una cuestión de principios, sino de necesidad y sobrevivencia para la lucha y la revolución proletarias: una revolución que no se extiende, que no se internacionaliza, fracasa o es derrotada por la contrarrevolución. Este hecho se ve complementado y sustentado por otro hecho: hoy en día, la lucha proletaria es internacional tanto por su contenido como por su forma, lo cual podemos constatarlo en la oleada internacional de luchas actuales (incluso nos podemos aventurar a decir que, dado el grado de mundialización del capital a estas alturas de la historia, esta época podría llegar a ser, entonces, la época del internacionalismo proletario por excelencia y, probablemente, de la revolución mundial o global).”

El mundo está dividido en bloques imperialistas y países de la periferia que están dominados políticamente por algún Estado-imperio. Pero dentro de cada territorio la dinámica de explotación es la misma. No hay una mejor o peor explotación, no hay una explotación más digna o menos digna. El problema no es cuanto te paguen o de qué lugar del mundo proceda la empresa en que dejas tu vida, el problema es que tu existencia sirve para producir para otro, sirve para mantener un mundo dominado por las mercancías, el dinero, las guerras, la polución, etc. “El grupo político que ahora nos gobierna, o los capitalistas que actualmente nos explotan, podrían ser otros, de otro país, de otra religión, ideología política o hasta de otras familias. No es sólo su poder particular lo que permite su dominación, sino las condiciones globales de explotación y opresión. La lucha anti-imperialista, es la renuncia a la lucha contra el capitalismo y sus Estados en tanto que relación social. El anti-imperialismo apunta hacia un país, justificando así el capitalismo y el estatismo de los países menos desarrollados.”

La lucha contra el capitalismo es al mismo tiempo anti-imperialista y anti-estatista. Centrarnos en atacar a un Estado-Imperio solo fortalece a la burguesía de nuestro territorio, cambia la lucha de clases por lucha entre naciones, haciendo que nos enfrentemos a nuestros hermanos de clase en otros territorios. Nuestras armas deben apuntar a las relaciones sociales mercantiles, no hacía una región. No seamos carne de cañón de los bloques capitalistas. Vayamos más allá de la mistificación burguesa, las acciones conjuntas a lo largo y ancho del globo deben ser la futura fuerza para derribar las rejas del mundo mercantilizado. No en vano el proletariado llegó a comprender y defender la histórica consigna

“¡Proletarios de todos los países, uníos!”