Capitalismo global en crisis

Image - Gráfica 1: Tasa anual de crecimiento del PIB mundial en períodos de diez años

Conforme más crece, más desigual se hace

Revolutionary Perspectives, junio, 2007

"Para miles de millones, especialmente en África y el mundo islámico, la pobreza se está extendiendo y el ingreso per capita está cayendo. La creciente división entre riqueza y pobreza, entre oportunidad y miseria, es tanto un desafío a nuestra compasión como una fuente de inestabilidad." (Presidente George Bush, discurso en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), previo a la cumbre de Monterrey sobre Financiación para el Desarrollo, Marzo, 2002)

La razón última de todas las crisis reales reside siempre en la pobreza y el consumo restringido de las masas en oposición al impulso de la producción capitalista para desarrollar las fuerzas productivas, como si sólo el poder de consumo absoluto de la sociedad constituyeran su límite.

Carlos Marx, El Capital, Tomo III, p. 484

Mentiras, malditas mentiras y... reportes del FMI

De acuerdo con los últimos pronunciamientos de ese par de guardianes del orden económico capitalista, el FMI y el Banco Mundial, el mundo se hace crecientemente próspero. En abril [de 2007], el FMI predijo un quinto año consecutivo de fuerte crecimiento económico, a un ritmo de 4.9% “la tasa sostenida más alta desde inicios de los años setenta”. No estamos en posición de cuestionar las bases de estas cifras. Sin embargo, no estamos tampoco obligados a aceptar la interpretación del FMI literalmente. Dado que el capitalismo es un sistema que depende del “crecimiento”, esto es, de la producción expandida de mercancías y de la mayor acumulación de capital, un quinto año de crecimiento continúo difícilmente parece de gran significado. El hecho de que el FMI este leyendo tanto en los últimos cinco años -la mayor tasa de crecimiento sostenido desde inicios de los años setenta- no sólo muestra el cortoplacismo de las perspectivas actuales del capitalismo, sino que también retrata la ansiedad sobre la sustentabilidad de la acumulación del capital en su conjunto. En los últimos cinco años, el mundo capitalista básicamente se ha recuperado del estallido de la burbuja bursátil de alta tecnología, el cual redujo la tasa de crecimiento oficial del PIB mundial a 1.4% en 2001. Las “fuertes tasas de crecimiento” que el FMI está ahora alardeando deben ser vistas, por tanto, en el contexto de un muy bajo punto de partida: es, de hecho, el cuarto punto de partida más bajo en una serie de mini-booms y series de “caídas” que caracteriza la crisis de rentabilidad de “largo plazo”. Colocándolo en una perspectiva de más largo plazo, está claro que el panorama está lejos de ser rosa. Por el contrario, para toda la reestructuración económica, la globalización de la producción, la denominada liberalización del comercio y la apertura de los mercados financieros y de dinero, la reducción del crecimiento persiste y la tendencia al franco colapso continúa afianzándose. La verdad es que el colapso de Bretton Woods y la devaluación del dólar en 1971 y 1973 marcaron una línea divisoria. Señalaron el inicio de la caída del ciclo de acumulación de posguerra y tan son un indicador de que tan lejos la crisis ha golpeado, que el FMI debió proclamar un retorno a las tasas de crecimiento de los años setenta como un signo positivo.

Tal y como un re-intérprete crítico de las cifras oficiales señala:

Aún en los escabrosos años setenta, el crecimiento mundial cayó por debajo del 4% solamente en dos años: en 1974 cuando cayó a 1.1% y en 1975 cuando alcanzó 1.0%. En ese tiempo, tales tasas de crecimiento fueron vistas como catastróficas, y la caída de 1974 es generalmente considerada no sólo como la peor en el mundo desde la década de los treinta sino como una de las razones principales para las políticas económicas de los años ochenta, con su intensa concentración en la liberalización financiera y comercial. (1)

En pocas palabras, la recuperación del crecimiento económico mundial en los últimos cinco años de ningún modo esta cercano al reestablecimiento de las tasas de crecimiento pre-crisis. La gráfica no. 1, que incluye los promedios por decenio muestra esto. Aunque inicia solamente a partir de las décadas de los sesenta y setenta, omitiendo los primeros quince años del período de “largo boom” de posguerra, se muestra claramente la caída a inicios de los años setenta y el bajo nivel de recuperación subsecuente. Esta gráfica está basada en los promedios anuales oficiales de crecimiento del PIB global. Como todas las estimaciones promedio, los altos y bajos tienden a ser nivelados y aún así el punto bajo de inicios de los años setenta sigue siendo evidente.

Este punto bajo sería indudablemente aún más evidente si fuéramos capaces de graficar únicamente el curso del crecimiento del PIB promedio de los países más ricos del mundo, esto es, sin incluir las tasas de crecimiento promedio más altas del resto del mundo, cuyo curso inició de puntos de partida más bajos. Las cifras para tal cálculo son difíciles de encontrar pero, por ejemplo, un promedio estimado para seis países -EUA, Japón, Alemania Occidental, Francia, Gran Bretaña e Italia- para 1974 y 1975 resultó en menos 0.6 y menos 2.25 respectivamente. (2) En otras palabras, las tasas promedio de crecimiento disfrazan el hecho de que las economías más ricas del mundo entraron en recesión durante los años setenta, como sucedió en 1981-82, y de nuevo en 1991-92 y 2001-02, al menos para EUA, la eurozona, Gran Bretaña y Japón (cuyo crecimiento ha estado girando en torno a cero durante la última década).

Desigual riqueza de las naciones del capitalismo

Dadas las más bajas tasas de crecimiento de las economías más ricas del mundo, podría suponerse que en esas décadas los países más pobres en el mundo, con sus más elevadas tasas de crecimiento promedio, estarían logrando incrementar su porcentaje en el PIB global. En esto consiste, después de todo, lo que descansa detrás de las mentiras del concepto de países “en desarrollo” en la época post-colonial. Lo interesante es que esto nunca ha sucedido realmente. Cuando hubo un incremento significativo -durante los años de declive del crecimiento de los años setenta, al inicio de la crisis del capitalismo- la tendencia no duró. Después, de incrementar su participación en el PIB mundial a un ritmo sin precedente de 22% para 1980 (debido a los más altos precios del petróleo y materias primas), la porción se redujo dramáticamente con el arribo de la crisis de deuda del Tercer Mundo y el declive concomitante en los precios de las materias primas. Para 1990, la participación del “Tercer Mundo” dentro del PIB global fue menor a 15%. Supuestamente, el programa de ajuste estructural del FMI fue parte de un proceso más amplio de globalización que ha mantenido al capitalismo a flote sobre la base del abaratamiento de las mercancías (incluyendo la fuerza de trabajo) y el masivo crecimiento en oportunidades para la especulación financiera y las ganancias. No es necesario decir que la participación en el PIB mundial del capital “no avanzado” tiene aún que recuperar la altura de los años ochenta. Toda la “nivelación” que se haya alcanzado se debe en mucho a China y, en menor medida, a la India (con tasas de crecimiento de 10.5% y 8.5% respectivamente en 2006).

Sustancialmente, sin embargo, no ha habido ninguna nivelación. Aunque los estados del “Tercer Mundo” gozan de una participación ligeramente más elevada en el PIB global que en 1960, ésta ha sido más que contrarrestada por una duplicación de su población en el último medio siglo. Así, en 1960 los estados avanzados, con 22% de la población mundial representaron más del 80% del PIB global. Para 2005, el mundo desarrollado con sólo 14% de la población mundial mantiene aún 75% del PIB global. (3) En términos del PIB per capita esto se traduce en una aún más desigual división de la riqueza mundial. Aparte de China, el PIB per capita en el mundo “en desarrollo” es ahora menor que en 1960. Además, la brecha se ha abierto recientemente, bajo el impacto de la globalización que trabaja en beneficio de los centros capitalistas. Como demuestra un estudio de Freeman.

El punto alto fue alcanzado en 1982 cuando el ingreso promedio en los países pobres fue 40% del promedio mundial. Durante diez años de liberalización financiera, éste cayó a alrededor de 25%, donde ha permanecido desde entonces. En contraste, el ingreso promedio de una séptima parte del mundo, que habita en los países avanzados se ha acrecentado de tres veces el promedio mundial en 1960, a cinco y media veces en 2005. (4)

Hay muchos otros estudios que demuestran más o menos la misma desproporción entre los estados más ricos y los más pobres. Lo que no señalan es lo notoriamente obvio: que ésta es una relación imperialista donde los estados ricos deciden las reglas sobre la base de sus propios intereses. Y los intereses de un estado rico en particular prevalecen sobre los del resto. En 1948, los administradores del capital estadounidense tenían muy claro lo que debía ser su misión en la posguerra:

Tenemos cerca del 50% de la riqueza mundial, pero sólo 6.3% de su población... nuestro trabajo real en el período venidero es arreglar un patrón de relaciones que nos permita mantener esta posición de disparidad. (5)

Aunque EUA no pudo mantener esta gran disparidad, la cual reflejaba su posición extremadamente fuerte en las condiciones de la destrucción del capital europeo y japonés después de la Segunda Guerra Mundial, los EUA aún controlan una proporción desproporcionada de la riqueza mundial. Extrapolando las cifras del PIB y la población en 2006 (¡proporcionadas por la CIA!), los EUA representan ahora aproximadamente 4.6% de la población mundial y 27.2% del ingreso global anual. (6)

Gráfica 2: PIB per capita, dividido por PIB per capita en el mundo, en dólares nominales
Gráfica 2: PIB per capita, dividido por PIB per capita en el mundo, en dólares nominales

Las divisiones entre clases se profundizan al interior de los Estados

La desigual distribución de la riqueza del capitalismo no consiste solamente en la lucha por el poder entre Estados. No hay país en el mundo donde el PIB sea distribuido equitativamente. Frente a todo el discurso de la democracia, el capitalismo mundial permanece como un sistema clasista de explotación basado esencialmente en quienes poseen y controlan los medios de producción amasando la riqueza creada por el trabajo impago de la clase trabajadora. La manera en que está distribuida la riqueza dentro de los Estados es el resultado de la lucha de clases, tanto contemporánea como históricamente, así como por el punto que el mismo capitalismo ha alcanzado en el ciclo de acumulación. (7) Marx explica que todo proceso de acumulación reduce el componente variable del capital por lo que:

La acumulación acelerada es necesaria para absorber un número adicional de trabajadores, o aún mantener empleados aquellos que ya están funcionando. (8)

Sin embargo, la creciente productividad de la fuerza de trabajo, que conlleva el desarrollo de la producción capitalista, asegura una tendencia permanente hacia la creación de “población excedente” relativa - esto es, el famoso ejército industrial de reserva el cual el capitalismo ha puesto permanentemente a su disposición.

Para Marx, la tendencia hacia la población (excedente relativa, es una ley general de la acumulación capitalista que toma “ahora una aguda forma durante la crisis, y entonces de nuevo una forma crónica durante los tiempo sombríos” (9) cuando se reduce la tasa de acumulación. Hasta recientemente esta ley general fue ridiculizada por economistas y científicos sociales burgueses quienes mostraron el supuesto pleno empleo obtenido en las zonas centrales capitalistas avanzadas durante el período de posguerra (“Pleno empleo” definido como menos de un millón de desempleados). Ahora que es más difícil sostener niveles de pleno empleo para las zonas centrales del capital y ahora que la globalización de la producción pone los salarios de los trabajadores donde quiera en competencia directa con todos los demás es más difícil para ellos ridiculizar. Durante la caída, o etapa de crisis del ciclo, el capital es obligado a reducir aún más el costo de la fuerza de trabajo en su intento de recortar costos y mantenerse competitivo. Los salarios son reducidos radicalmente. Las adquisiciones y fusiones se hacen comunes conforme el capital se concentra más. La amenaza de desempleo hace más fácil para el capital atacar a la clase obrera. Aún cuando los capitalistas encuentran más y más dificultades para encontrar lugares rentables para invertir productivamente (esto es, obtener plusvalor). La especulación financiera crece y con menores salidas productivas de su capital, los ricos incrementan su gasto en lujos personales.

Es verdad que la expansión del ejército de reserva de desempleados no es sólo cuestión de los últimos veinte años o más. Como hemos visto, todo el período de posguerra ha presenciado un incremento relativo en la población del “Tercer Mundo” y un decremento relativo en el porcentaje de riqueza generada por la acumulación de capital. Un creciente número de empobrecidos sub empleados y desempleados ha sido constantemente generado por el “desarrollo” del Tercer Mundo. Sin embargo, en la etapa actual de la crisis de acumulación, la grotesca disparidad entre aquellos que viven detrás de los muros de protección y la mayoría del resto de la población se ha agudizado y es abrumadora. La globalización, con sus programas de ajuste estructural, por un lado y los interdictos para abrir la producción, mercados comerciales y financieros al capital mundial por otro, ha sacado a flote al capital pero sólo han exacerbado el impacto de la crisis sobre las masas de población en la periferia capitalista.

Más población vive ahora en las ciudades que en el campo. Aparte del hecho de que una proporción creciente de migrantes a las ciudades del “Tercer Mundo” no encuentran trabajo de ningún modo en la economía formal, el éxodo a las ciudades de personas forzadas por guerras, la imposibilidad de la agricultura de subsistencia, los desastres ambientales y las deudas personales, continúan. De acuerdo con el reporte de Naciones Unidas de 2002, más de 78% de los habitantes urbanos en los países más pobres, esto es, mil millones de personas, viven en barrios bajos. Esta es una estimación conservadora. Un “barrio bajo o tugurio” para las Naciones Unidas significa “hacinamiento, vivienda pobre o informal, acceso inadecuado a agua limpia y servicios sanitarios, inseguridad en la tenencia”. Al parecer, todas estas condiciones debieron haber sido consideradas por Naciones Unidas para clasificar a alguien como un habitante de tugurio o zona marginada ya que, por ejemplo, 26 mil millones de habitantes urbanos carecen oficialmente de servicios sanitarios. No sorprendentemente, las Naciones Unidas reportan 1.8 millones de muertes infantiles cada año ocasionadas por diarrea y otras enfermedades relacionadas por el estado del agua. O, como dice otro investigador,

cada día, alrededor del mundo, las enfermedades relacionadas con el suministro de agua, tratamiento de desperdicios y recolección de basura matan a 30,000 personas y constituyen 73% de las enfermedades que afligen a la Humanidad. (10)

Dicho así, resulta difícil imaginar lo que significa “inseguridad en la tenencia”, personas viviendo en cajas improvisadas, frecuentemente zonas altamente contaminadas o físicamente precarias donde hay peligro de derrumbes a través de desprendimientos o inundaciones. Así, cada año,

...cientos de miles, en ocasiones millones, de gente pobre -propietarios legales así como precaristas (o paracaidistas en la jerga mexicana. NT)- son expulsados por la fuerza a los barrios del Tercer Mundo. (11)

En Shanghai y Beijing, por ejemplo, 1.5 millones y 1 millón de personas respectivamente, fueron desalojadas entre 1991-1997 para construir nuevos centros comerciales. Raramente estos eventos aparecen en las noticias, pero a inicios de este año el noticiario de la BBC reportó la explosión de una estación de policía por guerrilleros “Naxalities” resistiendo el desalojo de sus viviendas legales en las afueras de Calcuta (un sitio seleccionado por el gobierno local para designar una zona económica especial).

Porcentaje de población marginada en población urbana Población urbana (millones)
China 37.8% 193.8
India 55.5 158.4
Brasil 36.6 51.7
Nigeria 79.2 41.6
Pakistán 73.6 35.6
Bangladesh 84.7 30.4
Indonesia 23.1 20.9
Irán 44.2 20.4
Egipto 39.9 11.8
Filipinas 44.1 20.1
Turquía 42.6 19.1
México 19.6 14.7
Corea del Sur 37.0 14.2
Perú 68.1 13.0
EUA 39.9 11.8
Argentina 33.1 11.0
Tanzania 92.1 11.0
Las mayores concentraciones de población marginada por país

Sin embargo, ya sea que los pobres urbanos del mundo oficialmente vivan o no en zonas marginadas, el hecho es que existen en números crecientes y no siempre en la periferia. (6% de las zonas marginadas están en las áreas centrales capitalistas, siendo la de mayor población - 100,000 - la de Los Angeles). Aún así, al mismo tiempo que el FMI estaba cantando las alabanzas de nuestro maravilloso mundo, el Banco Mundial anunció que el número de personas viviendo con menos de 1 dólar al día ¡Había caído por debajo de un millón por primera vez! ¡Esto es una buena noticia! Con el constante declive del poder de compra del dólar, es un milagro poder sobrevivir con menos de un dólar por día. Esto es, de hecho, un testimonio del número de personas que están sobreviviendo fuera de la economía formal capitalista. En estos días dos dólares (1 libra) por día como criterio de pobreza es difícilmente una sobrestimación. Con esta medida, aún George Bush reconoció (en el discurso citado al inicio de este artículo) que la “mitad de la población del mundo vive aún con menos de dos dólares por día”. Esta es una declaración sorprendente. A la par, un documento del World Factbook 2002 de la CIA, establece que:

Para finales de los noventa la pasmosa cantidad de mil millones de trabajadores, mismos que representan un tercio de la fuerza de trabajo del mundo, la mayoría de ellos en el Sur, estaban desempleados o subempleados... (12)

Podemos así, empezar a obtener un retrato de la población excedente relativa del capitalismo del Siglo XXI.

Como parte de las historias de éxito de la globalización, China e India, contribuyen con su parte. Solamente en China, 36 millones de trabajadores fueron hechos redundantes entre 1996 y 2001, mientras que más de 2 millones de migrantes rurales engrosan las filas de pobres urbanos listos para unirse a la superexplotada fuerza de trabajo en las zonas económicas especiales de la faja costera. De acuerdo con la información de la sección China del sitio Web WorldWatch (13), el Instituto de Investigación Económica Nacional de China reportó que en 2006:

El ingreso neto promedio de los agricultores chinos se ha incrementado a una tasa de 6.2%, muy por debajo del crecimiento de 9.6% observado en las áreas urbanas. Los expertos apuntan que la brecha de ingreso dentro de las áreas urbanas de China es aún mayor que la que existe entre las regiones urbanas y rurales, y es la mayor responsable de las disparidades globales entre ricos y pobres... La Academia China de Ciencias Sociales reporta que el ingreso disponible de cerca de 60% de los residentes urbanos es más bajo que el promedio nacional.

La agudización de las diferencias en la distribución de la riqueza de ningún modo se limita a los países más pobres del mundo. Por el contrario, es difícil encontrar un país con mayor disparidad de riqueza que los Estados Unidos. Oficialmente, los EUA admiten 37 millones de “pobres” - esto es, personas que viviendo por debajo de la tasa de ingreso promedio. Pero hemos visto lo que los cálculos basados en promedios lo pueden hacer: un estudio reciente de Naciones Unidas, utilizando estimaciones de activos familiares e individuales (propiedades físicas propiamente dichas así como financieros) en lugar de sólo el ingreso anual, encontró que el valor Gini de desigualdad del ingreso -un método estándar de calcular la distribución de riqueza - para los Estados Unidos es de 80%. Semejante grado de desigualdad es equivalente a que una persona en un grupo de diez, tome el 80% del pastel y deje para repartirse entre los otros nueve el restante 20%. (14)

La descripción estadística puede mostrar ser una subestimación de la situación real. Reportes recientes, esta vez de distribución del ingreso, revelan la apertura de una gran división económica. Basado en la declaración de impuestos de 2005, resulta que los 300,000 estadounidenses más ricos declararon un ingreso equivalente al recibido por los 150 millones estadounidenses más pobres (¡o la mitad de la población!). Mientras que el ingreso nacional promedio se incrementó en 9% (15), el ingreso de la mayoría de ciudadanos, o 90%, descendió en 0.9%. La totalidad del ingreso fue tomado por el restante 10%. Este nivel de desigualdad no se ha visto desde 1928, justo antes de la Gran Depresión. (16)

Este es el último punto en un proceso vertiginoso en el que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. La ampliación de las diferencias entre los que tienen y los que no tienen a inicio en los años setenta, se hizo mayor durante el período de Reagan, hasta que entre 1998 y 2005 el más rico 0.1% de la población incrementó su porcentaje de participación en el total de la riqueza producida en un 50%.

No es de extrañarse, por tanto, que Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de EUA, haya sido llevado a declarar en un discurso en febrero [2006]:

En la actualidad la tendencia a largo plazo hacia una mayor desigualdad representa un gran desafío para los economistas y funcionarios políticos.

Lejos de la pintura color rosa del FMI y Banco Mundial, el futuro de la mayoría de la Humanidad es claro. El capitalismo no tiene absolutamente nada que ofrecer porque:

La acumulación de riqueza en un polo es, por tanto, al mismo tiempo acumulación de miseria, fatiga extrema, esclavitud, ignorancia, brutalidad, degradación mental, en el polo opuesto, esto es, del lado de la clase que produce su propio producto en la forma de capital. (17)

(1) Alan Freeman, In Our Lifetime: Long-run Growth and Polarisation Since Financial Liberalisation, abstract from paper for Historical Materialism conference, December 2006. countdownnet.infor

(2) De una tabla basada en cifras de la OCDE y la Comunidad Económica Europea, en Fitt, Faire y Vigier, The World Economic Crisis, p. 155, Zed Press, 1980.

(3) Las cifras son del artículo de Freeman citado anteriormente. Estas se basan en las estadísticas del FMI y excluyen, por tanto, el viejo bloque de Europa del Este y los denominados estados en transición en 2005.

(4) Freeman, op. cit, p. 8.

(5) US State Department Planning Study no. 23, 1948, citado por nosotros en “The World Trade Organisation, Another

Imperialist Agency”, Revolutionary Perspectives 5, Invierno 1996-97.

(6) Extraído de CIA World Factbook, donde el PIB de EUA está registrado en $13.2 billones, contra el PIB mundial de $46.6 billones y la población de EUA = 301 millones, contra una población mundial de 6.6 mil millones.

(7) Por ejemplo, después de la Segunda Guerra Mundial la clase capitalista estaba ansiosa por iniciar un nuevo ciclo de acumulación y utilizó al acuerdo posterior a la Segunda Guerra Mundial de una política de “pleno empleo” y la expansión de medidas de beneficio social para comprar la paz social de una clase obrera demandante de recompensa por los sacrificios que había realizado durante la guerra. Para un análisis de cómo la crisis había erosionado estas condiciones para la aristocracia obrera de nuestros días, ver la traducción de “De la aristocracia obrera a la inseguridad”, publicada en Prometeo 14, diciembre 2006, en la página Web del BIPR.

(8) Karl Marx, Capital, Vol. 1, p. 590, Lawrence and Wishart edition.

(9) Ibid, p. 600.

(10) Citado en Eileen Stillwaggon, “Stunted lives, Stagnant Economies”, en Mike Davis, Planet of Slums, [pub. Verso], p. 142. Con excepción de lo se cite de otra fuente, la información relacionada con las áreas marginadas proviene de este libro.

(11) Ibid, p. 98.

(12) Citado ibid, p. 199.

(13) worldwatch.org

(14) UNU Press Release on The World Distribution of Household Wealth, December 2006. wider.unu.edu

(15) Esta es una cifra más elevada que el crecimiento del PIB.

(16) Marco d’Eramo, L’America dei super-ricchi.

(17) Marx, ibid p604.