Protestas antiguerra en Gaza

El frágil alto el fuego en Gaza llegó inevitablemente a su fin el 18 de marzo, con la reanudación de los ataques aéreos israelíes. En lo que fue uno de los días más mortíferos del conflicto hasta la fecha, cientos de palestinos murieron en cuestión de horas. Las acciones de Israel estuvieron motivadas por tres factores principales: consideraciones militares (Hamás estaba empezando a reagruparse), la situación política interna (el gobierno de coalición de Netanyahu intenta mantenerse en el poder en medio de una oposición creciente) y los intereses imperialistas regionales más amplios (la guerra en Gaza es clave para el intento de Israel de rehacer Oriente Próximo). La Administración Trump -que durante las últimas semanas había estado echando leña al fuego con diversas amenazas de expulsiones masivas de palestinos de Gaza para dar paso a una «riviera de Oriente Próximo»- simplemente dio luz verde a Netanyahu.

Una vez más, son los palestinos quienes están pagando el precio más alto, reducidos a nada más que números, con familias enteras y sus escasos medios de subsistencia siendo continuamente aniquilados. Sin embargo, a pesar de la guerra y la ocupación, los «palestinos» no son simplemente un bloque homogéneo, sino una sociedad con intereses sociales, políticos y económicos contrapuestos. Los últimos acontecimientos han puesto de manifiesto este hecho de forma contundente.

El 25 de marzo, cientos de personas salieron a las calles de Beit Lahia desafiando la brutal realidad de su vida cotidiana. Ondeaban retazos de tela blanca, portaban pancartas caseras y coreaban cánticos. Las protestas se extendieron a otras ciudades y los eslóganes que resonaban entre los escombros hablan por sí solos: «Queremos la paz», “Paremos la guerra” y “Fuera Hamás”. El eslogan más simple pero directo era una reminiscencia de las protestas económicas en Gaza que Hamás dispersó en 2019: «queremos vivir».(1)

Nos negamos a morir por nadie, por la agenda de ningún partido o por los intereses de Estados extranjeros… Hamás debe dimitir y escuchar la voz de los afligidos, la voz que surge de debajo de los escombros: es la voz más veraz.(2)

Han matado a nuestros hijos. Nuestras casas han sido destruidas … [Estamos] contra la guerra, contra Hamás y las facciones (políticas palestinas), contra Israel y contra el silencio del mundo.(3)

Estamos oprimidos por el ejército de ocupación (Israel) y estamos oprimidos por Hamás.(4)

En otras palabras, estas protestas son un grito valiente y desesperado, contra la guerra y contra todos los bandos en conflicto. En ellas podemos oír la voz real de las masas desposeídas que empiezan a ver que ninguna facción de la clase dominante puede ofrecerles la salvación. Los trabajadores de todo el mundo necesitan oír este grito.

Las guerras imperialistas son el producto directo de un sistema mundial al que en última instancia le importan los beneficios, no las vidas humanas. La única fuerza capaz no sólo de detener la tendencia a la guerra, sino también de crear una nueva sociedad sin guerras, es el movimiento de masas de la clase obrera internacional, sobre cuya explotación se construye el capitalismo. Sólo un movimiento así podría responder verdaderamente al grito que viene de Gaza.

Dyjbas
Communist Workers’ Organisation
28 de marzo de 2025

Notas:

Traducción: barbaria.net

(1) hrw.org

(2) bbc.co.uk

(3) time.com

(4) edition.cnn.com

Saturday, March 29, 2025