Un año desde la invasión de Ucrania: ¿En camino hacia la Tercera Guerra Mundial?

Un año después de la invasión rusa de Ucrania no ha ocurrido nada que cambie de modo alguno nuestra opinión que esto es más que una guerra por Ucrania. Es el siguiente paso en la creciente rivalidad imperialista por el control económico de los recursos del planeta que la producción capitalista ha degradado tanto en los dos últimos siglos. Es un paso real hacia una guerra generalizada que se suma a la miríada de conflictos que ya han creado 100 millones de refugiados en todo el mundo. En diciembre de 2021,(1) predijimos que si Rusia invadía Ucrania, no sería pan comido. De hecho, esta última crisis surgió porque los países del Occidente ya estaban armando y entrenando al ejército ucraniano hasta el punto de que parecía capaz de retomar Donetsk y Luhansk, que las fuerzas prorrusas, con un poco de ayuda de sus amigos en el Kremlin, habían ocupado desde 2014.

Un año después, se calcula que Ucrania ha sufrido 100.000 bajas militares, mientras que oficialmente también han muerto unos 8.000 civiles ucranianos. El ejército ruso ha perdido 200.000. Estas cifras pueden no ser exactas, pero son indicativas de la magnitud de las pérdidas humanas. Además, 17 millones de ucranianos se han convertido en refugiados (aproximadamente la mitad de ellos desplazados dentro de Ucrania y la otra mitad huyendo al extranjero) que se unen a las filas de civiles. Ucrania comenzó la guerra como uno de los países más pobres de Europa (su PIB per cápita era aproximadamente el mismo que el de Paraguay), pero ahora su economía ha quedado prácticamente destruida. Harán falta años y mucha ayuda internacional para reconstruirla una vez acabada la guerra.

Endurecimiento de las alianzas

Pero esa es una perspectiva remota en estos momentos. No hay espacio para el compromiso en ninguno de los bandos, ya que cada vez se habla más sólo de derrota o victoria plena. En la reciente Conferencia de Seguridad de Múnich,(2) China pidió que se pusiera fin a la guerra mediante un acuerdo negociado, pero cayó en saco roto. China, por supuesto, sólo defendía sus propios intereses en esta propuesta. Aunque mantienen "una asociación sin límites" con el Kremlin, y por ello han rechazado las exigencias occidentales de condenar la invasión rusa de Ucrania, todavía no se encuentran en una posición tan desesperada como la de Rusia como para tener que tomar las armas. China tiene mucho más que perder, para empezar, y aún puede perder mucho en los próximos años en términos de comercio, dado que las sanciones económicas son un arma de guerra contra todos los Estados a los que se oponen los países del Occidente, los más ricos en capital. Así pues, la declaración de paz china fue recibida con mucho escepticismo por dichos países, quienes saben que cualquier "paz" que negociaran daría a Rusia el control sobre partes de Ucrania. Igual que en la anterior Conferencia de Múnich, en la que Mussolini actuó como "intermediario honesto" para entregar los Sudetes checoslovacos a Hitler.

Sin embargo, Wang Yi, el principal diplomático chino, subrayó una cosa. Los países del Occidente, o "algunas fuerzas", como educadamente dijo, no estaban interesadas en la paz porque tenían "objetivos estratégicos mayores que Ucrania". No dio más detalles, pero todo el mundo sabía que se refería a Estados Unidos, cuyos altos cargos, Biden y Blinken, rara vez hablan de la guerra en Ucrania sin hacer referencia a la amenaza que supone China. Toda una serie de exgenerales y almirantes estadounidenses de alto rango se están haciendo una segunda carrera prediciendo que China invadirá Taiwán en 2024, 2025 o 2027. En mayo de 2022 Blinken anunció en un discurso sobre la guerra de Ucrania que "China es a la vez el único país con la intención de remodelar el orden internacional y cada vez más el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para hacerlo". Aparte de los Estados Unidos, por supuesto; claro, esta misma potencia forjaría la actual orden internacional de “Pax Americana” en 1945.

Los Estados Unidos parecía haber triunfado por fin cuando la URSS se derrumbó en 1991. Sin embargo, paradójicamente, esto empezó a socavar el control estadounidense, pues los aliados ya no estaban disciplinados por las certezas de la Guerra Fría. Además, las contradicciones económicas del capitalismo que habían derribado a la URSS seguían corroyendo al llamado "mundo libre". Sobre todo, la caída de la tasa de beneficio, raíz de todas las contradicciones y convulsiones del orden capitalista. El estallido de la burbuja especulativa en 2007-8 no hizo sino agravar la crisis, ya que los Estados se endeudaron sin parangón para salvar a los bancos. La consecuencia ha sido la austeridad para la clase trabajadora y un declive gradual de la inversión, especialmente en una infraestructura social y material que ahora se está derrumbando visiblemente. No es de extrañar que la Pax Americana se haya tambaleado aún más en los últimos años. Las amenazas de Trump a sus aliados estadounidenses de que abandonaría la OTAN a menos que los europeos pagaran más por la defensa no han hecho más que sumarse a una serie de debacles del ejército estadounidense, desde Somalia e Irak hasta Afganistán.

La guerra de Ucrania ha invertido todo eso. Ahora Alemania se ha visto obligada a abandonar la Östpolitik que ha perseguido durante años, pero ahora, con un gran coste económico, se ha plegado a la línea de Estados Unidos y ha empezado a construir instalaciones para almacenar gas licuado de petroleo (principalmente de Estados Unidos), en lugar de depender del gas y el petróleo rusos. Ahora necesita una drástica reorganización económica que se corresponda con su nueva decisión política de enviar armas a una zona de guerra. Al mismo tiempo, Finlandia y Suecia están solicitando su ingreso en la OTAN, lo que hace aún más estrecho el cerco a Rusia que tanto temía Putin, quien se sintió obligado a emprender en esta aventura militar dentro de Ucrania.

Hacia la guerra mundial

Incluso Macron, de Francia, pudo reconocer, en la Conferencia de Seguridad de Múnich este febrero, que la guerra en Ucrania no es "solo una guerra europea". Dirigía sus comentarios a los delegados del llamado "Sur Global", que no estaban muy entusiasmados con el apoyo de la OTAN a Ucrania "hasta la victoria". Algunos pedían más ayuda e inversiones en proyectos pacíficos en sus países. Macron también debió de sorprender a los delegados de las antiguas colonias francesas cuando denunció la invasión rusa de Ucrania como "neocolonialista e imperialista". Lo que lo hace más sorprendente es que las tropas francesas acaban de ser expulsadas de Malí y la República Centroafricana para ser reemplazadas por la milicia de gángsters de la Brigada Wagner de Yevgeny Prigozhin. Ahora se reconoce abiertamente que esta milicia, llena de criminales de las cárceles rusas, es un brazo del imperialismo ruso y recibe armas del Estado. El imperialismo ruso se ha unido así a China en sus incursiones en África, a menudo alegando que ellos también han sido víctimas del imperialismo en el pasado. Y como para subrayar esto, la armada de Sudáfrica se ha unido a las armadas rusa y china en diez días de ejercicios frente a su costa de Kwazulu-Natal coincidiendo con el aniversario de la invasión de Ucrania.

De hecho, muchos Estados del Sur Global no se tragan la narrativa de la OTAN de que todo se debe a una agresión rusa. El pasado octubre, 143 países apoyaron en la ONU una resolución respaldada por Estados Unidos que declaraba ilegal la anexión rusa de territorio ucraniano, pero otros 35 no lo hicieron. Algunos de estos Estados están menos comprometidos con Estados Unidos que en el pasado y también recuerdan que la ONU no condenó la invasión de Irak por parte de Estados Unidos y Reino Unido en 2003 como ilegal porque nadie propuso una resolución similar.

Sin embargo, Macron tiene razón: ésta es ya una guerra más allá de Europa. No sólo ha consolidado la incipiente alianza que Rusia, China, Irán y Bielorrusia estaban desarrollando juntos, sino que ha alterado por completo la perspectiva de todas las grandes potencias. Una de ellas son las persistentes advertencias, tanto de la UE como de Estados Unidos, de que si China suministra armas a Rusia será una "línea roja" o una potencial "guerra mundial". El propio Zelensky declaró después de Múnich: "Mi esperanza es que Pekín mantenga una actitud pragmática, porque de lo contrario nos arriesgamos a una Tercera Guerra Mundial"(3). La cantidad de armas y municiones que se han consumido en este solo año ha reactivado la producción armamentística en todas partes. Anteriormente, en el mundo de la posguerra fría, las instalaciones de producción de armas se estaban reduciendo gradualmente, pero ahora el genio ha vuelto a salir de la botella. La guerra de Ucrania ya ha agotado tanto armamento y munición que todos los grandes productores de armas están corriendo para ponerse al día. El "complejo militar-industrial" denunciado en su día por Eisenhower nunca ha desaparecido del todo, pero ahora volverá con fuerza. Una vez que estas líneas de producción de armas estén en marcha, tomarán impulso propio y volveremos a ser testigos del mismo tipo de carrera armamentística que precedió a las dos guerras mundiales anteriores. Y sólo para subrayar este punto, Putin en su discurso de dos horas y media(4) para conmemorar el aniversario de la "operación militar especial" se ha retirado de las conversaciones START destinadas a mantener un límite en el número de armas nucleares producidas (cuya principal racionalidad era económica ya que sólo se puede destruir el planeta una vez y ya tienen suficiente para hacerlo).

Democracia capitalista frente a autocracia capitalista

Pero quizá el arma más potente en el arsenal de los estados del Occidente es la propaganda. El régimen de Putin es para este aparato mediático un blanco fácil. Asesino de disidentes y periodistas en su país y en el extranjero, se ha convertido en un "idiota útil" para el imperialismo de los estados occidentales. Estos últimos pueden, por estos medios, no sólo pintar a Rusia como el agresor (a pesar del hecho de que han roto todas las promesas que hicieron de que la OTAN no se extendería hasta la frontera de Rusia), sino que también pueden afirmar, como ha hecho Biden, que se trata de una guerra existencial entre la democracia y la autocracia. El objetivo aquí no es tanto esta guerra, sino la preparación para la guerra que vendrá y que se llevará a cabo contra los trabajadores de todo el mundo. Mientras que Putin sólo puede apelar al nacionalismo ruso de la manera más burda (en su discurso en el aniversario del inicio de la guerra hizo mucho hincapié en el hecho de que los homosexuales ya no son perseguidos en la mayor parte del Occidente, lo que en sus términos los hace tolerante hacia la "pedofilia", a diferencia de la Rusia machista). Este es un tropo constante del nacionalismo ruso que nosotros mismos hemos encontrado en discusiones con los llamados "internacionalistas" rusos. Los países occidentales, por supuesto, también jugarán la carta nacionalista, pero también saben que luchar por "el Rey y la Patria" (como en la Primera Guerra Mundial) tiene sus límites hoy en día. Es mucho mejor encontrar una buena causa que parezca intachable, tal como el "antifascismo" (como en la Segunda Guerra Mundial). Pero como ambos bandos afirman estar luchando contra los fascistas del otro bando, Biden utilizó su discurso de Varsovia para decir que "el mundo" (es decir, Estados Unidos y la OTAN), al ayudar a Ucrania con asistencia militar y de otro tipo, defendía la soberanía y la democracia (aunque Ucrania, que al igual que Rusia está cerca de la cima de la liga de la corrupción mundial, no haya sido un modelo de democracia, aun la pseudodemocracia burguesa). El mundo, según él, se encuentra ahora en una contienda existencial y la libertad y la “democracia” están ganando. Afirmó, además, que "las democracias del mundo se han hecho más fuertes, no más débiles. Los autócratas del mundo se han debilitado, no fortalecido".

Bueno, a nadie le gustan los autócratas, pero ¿qué es esta democracia por la que ahora nos están preparando para morir? Es como escribió Lenin en El Estado y la Revolución: una falsa democracia, una democracia "para los adinerados". Bajo el capitalismo financiero moderno, el parlamento es sólo una hoja de parra para ocultar la farsa en la que los que tienen el dinero pueden crear grupos de presión, lobbies, etc. para comprar influencia y conseguir que la legislación que exigen se detenga o se promulgue según les convenga. Rusia y Ucrania no son los únicos Estados gobernados por y para "oligarcas". Es algo que salta a la vista en Estados Unidos, donde la política del "barril de cerdo" ha dominado la escena política, pero también en Gran Bretaña y en la UE, como han demostrado los recientes escándalos. En Estados Unidos, desde que comenzó la actual fase descendente del ciclo de acumulación (y obligó al dólar a abandonar el patrón oro en la década de 1970), el 1% más rico de la poblacion ha visto cómo su control de la riqueza se disparaba del 35% al 70% de toda la riqueza. En el mismo periodo, la clase trabajadora de los países más ricos ha visto caer su remuneración como porciento del PIB en torno al 10%. Cuando nos piden que muramos por "la patria" o la "democracia", nos están pidiendo que muramos por el sistema que nos explota. Nos piden que muramos en defensa de su propiedad, ya que son los dueños de la mayor parte de todos los países. La guerra en Ucrania ya está desempeñando un papel en la caída del nivel de vida a través de la escasez y la inflación, pero no será nada comparado con lo que podemos esperar a medida que la guerra se generalice. Por eso, la lucha por nuestro nivel de vida debe convertirse también en una lucha contra la tendencia a la guerra.

Ninguna guerra salvo la guerra de clases

Por eso, en la TCI hemos dado nuestro apoyo a la iniciativa de Ninguna Guerra Salvo la Guerra de Clases. Hemos expuesto los cinco principios básicos en los que se basó el primer grupo formado. Estos son:

  • Contra el capitalismo, el imperialismo y todo nacionalismo. Ningún apoyo a capitales nacionales, "males menores" o estados en formación.
  • Por una sociedad en la que los Estados, el trabajo asalariado, la propiedad privada, el dinero y la producción con ánimo de lucro sean sustituidos por un mundo de productores libremente asociados.
  • Contra los ataques económicos y políticos que la guerra actual, y las que vendrán, desatarán sobre la clase obrera.
  • Por la lucha autoorganizada de la clase obrera, por la formación de comités de huelga independientes, asambleas de masas y consejos obreros.
  • Contra la opresión y la explotación, por la unidad de la clase obrera y la unión de los auténticos internacionalistas.

Como dijimos el pasado marzo, no esperamos obtener una respuesta instantánea y masiva a Ninguna Guerra Salvo la Guerra de Clases por varias razones. La caída del nivel de vida que ha sufrido la clase obrera se ha producido a través de una reestructuración masiva a la que se han visto obligados los capitalistas por la crisis de la caída de la tasa de beneficio que puso fin al boom de la posguerra. Esta reestructuración desorganizó a los trabajadores de los países capitalistas más ricos y disolvió muchas de las industrias en las que trabajaban. El resultado fue la caída de los salarios de los trabajadores que hemos destacado anteriormente. Además, las nuevas prácticas laborales y los nuevos tipos de contrato han precarizado la vida de muchísimos más. Por tanto, pasará algún tiempo antes de que los trabajadores de todo el mundo recuperen la confianza para luchar. Ya hay muchos indicios de ello en todo el mundo, incluidos el Reino Unido y Estados Unidos. Por el momento, la mayoría de estas luchas se desarrollan en el marco sindical (es decir, dentro del marco legal de negociación salarial que el Estado tolera), pero la crisis no sólo está empeorando, sino que los indicios apuntan a que el sistema se está quedando sin paliativos. En estas condiciones, tenemos que seguir señalando que los explotadores y sus secuaces en la política no están interesados en dar aumentos salariales, pero que sí se envía bastante dinero para sustentar su bando en la guerra que está sucediendo actualmente dentro de Ucrania.

Y tenemos que hacer campaña en torno a ello ahora. Una vez que comienza una guerra imperialista, la primera víctima puede ser la verdad, cómo va el dicho, pero la segunda son sus oponentes. Al igual que en todas las guerras anteriores, las libertades de las que disfrutamos hoy en día serán eliminadas y aquellos que hagan campaña contra la guerra serán ahogados o acabarán en la cárcel (como ya ocurre con algunos en Rusia). Tenemos que hacer llegar el mensaje antes de que nos amordacen o nos obliguen a pasar a la clandestinidad. Ahora mismo debemos hacer un llamamiento a los trabajadores de todo el mundo para que abandonen el frente de guerra y ofrecer la ayuda que podamos a los desertores, huelguistas y refugiados.

Por el momento, la mayor parte de nuestra energía tiene que dedicarse a convencer a posibles partidarios de que no se trata sólo de una guerra sobre Ucrania. Incluso algunos internacionalistas que han adoptado sólidas posiciones de clase no aceptan plenamente nuestra perspectiva sobre el punto al que hemos llegado en la historia. No estamos diciendo que la guerra global vaya a ocurrir este año o el próximo, pero el capitalismo está en un camino inevitable que finalmente nos llevará allí. No debemos entrar en polémicas estériles con ellos, como ha ocurrido tan a menudo en el pasado. La situación es ahora demasiado grave para eso y nuestros esfuerzos deben concentrarse en construir la oposición a la guerra global.

Nuestro fuego político debe dirigirse contra los verdaderos enemigos de la clase obrera, empezando por los que llaman a defender a uno u otro bando en esta guerra imperialista. Nosotros, y otros, ya hemos desenmascarado(5) a estos defensores, así que no tenemos que repetir esas críticas aquí. Al menos estos exponen abiertamente su posición. Sin embargo, hay otros que adoptan la consigna y los símbolos de Ninguna Guerra Salvo la Guerra de Clases, pero en realidad la utilizan para encubrir su propia agenda. A veces se trata de reformistas radicales que no tienen ninguna intención de dirigirse a los trabajadores de todo el mundo. Ya hemos tenido que distanciarnos de tales "activistas". Peor aún son los que utilizan el eslogan "Ninguna Guerra Salvo la Guerra de Clases " sin relación alguna con el contenido político real de lo que dicen a continuación. Uno de los peores en este sentido es la declaración de una conferencia "No a la guerra imperialista" en Roma el 16 de octubre de 2022 que apareció en la página web de Pungolo Rosso(6). Ostensiblemente internacionalista, hay que leer esta declaración "antiimperialista" para ver que, si bien se critica a Rusia, nunca se la califica de "imperialista". Un examen de los participantes revela que son estalinistas con cierta nostalgia prorrusa. El fundamento del internacionalismo es que no tenemos países que defender en ninguna parte. La democracia o la autocracia pueden sonar diferentes, pero ambas son emanaciones del sistema capitalista. Es un sistema en profunda crisis que requiere otra devaluación masiva del capital cuyo alcance sólo puede lograrse en la destrucción masiva que pudiese traer una guerra mundial.

Los grupos de Ninguna Guerra Salvo la Guerra de Clases surgirán o desaparecerán con el auge y la decadencia de las luchas que estallen. No se trata sólo de una iniciativa para el aquí y ahora, sino de una orientación para todo el periodo por adelante. Y si la oposición total al capital no surge finalmente en la era en la que hemos entrado, si no hay un movimiento de clase masivo contra la explotación y la guerra, basado en organizaciones independientes como comités de huelga y consejos, si no se forman organizaciones políticas auténticamente revolucionarias que unan a la clase obrera internacional para derrocar a todos los estados, entonces el destino de la humanidad estará sellado. La lucha por un mundo diferente comienza ahora.

Tendencia Comunista Internacionalista
24 de febrero de 2023

Notas:

En el Reino Unido, Italia, Francia, Canadá y EE.UU. se han formado comités "No War but the Class War". Hay más grupos en proceso de formación y se ha recibido apoyo de muchos otros países. Si quieres que te pongamos en contacto con alguien que pueda estar interesado en tu país, escríbenos y transmitiremos el mensaje a los simpatizantes más cercanos.

(1) Ukraine and Taiwan: Flashpoints in an Uncertain Imperialist World

(2) npr.org

(3) politico.eu

(4) en.kremlin.ru

(5) The War in Ukraine, the Working Class and the Future International and British Anarchism Succumbs to War Fever

(6) pungolorosso.wordpress.com

Otros artículos del ICT sobre la guerra de Ucrania no mencionados ya en las notas a pie de página:

Guerra en Ucrania: Rivalidad imperialista en una crisis económica mundial

Ninguna guerra salvo la guerra de clases - un llamado a la acción

Las anexiones rusas en Ucrania son otro paso hacia la guerra imperialista mundial

Guerra en Ucrania: ¡Ninguna guerra salvo la guerra de clases!

El internacionalismo y la guerra en Ucrania

Sunday, February 26, 2023